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viernes, 17 de junio de 2011

Columbarios, Proyecto Alba ¡Quedan tantos amaneceres...!


Proyecto Alva, Columbarios para solucionar la morada póstuma. 2010

El proyecto Alba es un intento de solucionar los problemas de espacio y aligerar los costos de la morada póstuma y con sus múltiples módulos brinda la posibilidad de hacer una obra colectiva. El conjunto del trabajo contiene una actitud ética y estética y presenta una expresión robusta de nuestra época. Se trata de esculturas mínimas con huecos para contener las urnas funerarias bien protegidas. Son piezas de granito y bronce, materiales que aguantan bien el castigo del tiempo y contienen la solvencia de los materiales nobles.
El proyecto Alba está patentado y todos los problemas técnicos están resueltos.  Excepto las agresiones por vandalismo, las obras tienen una garantía de 100 años. Todo está preparado, sólo espera que las grandes urbes miren con interés como hacer de los columbarios un servicio social y un espacio de reflexión colectiva.

La muerte como reflexión estética
La presencia de la muerte dormita en la frontera del ser y la nada, donde se da la disolución total de la forma personal y material, donde desaparece la memoria que nos ha habitado. Es la pérdida de registros, de recuerdos, de luces y sonidos y el regreso a lecho del que todo emerge. Los sentidos dejan de percibir el timbre del mundo y el ser se mece en el más absoluto silencio. Es una “disminución” súbita del estado vital y numinoso del alma.
En esa frontera se pierden los rastros de la identidad y la materia queda otra vez disponible, dispuesta a empezar… (¿?)
Todos y todo va al espacio vacío de la materia; esta es la marmita de las creaciones perpetuas. El pensamiento se ha borrado, se oculta tras una mancha oscura, sólo queda lo pensado en las cosas que se han hecho y permanecen de manera tangible. La muerte es ausencia de luz, advenimiento material que nos lleva de regreso a la tierra, a la noche oscura de la mente, pero también a la eternidad luminosa de la energía; - ¡somos hijos del sol! - dice el Invovoz en Fénix o la ciudad del sol.
La oscuridad no es un valor negativo; los ojos se han apagado, eso es todo, el cerebro se ha colapsado y la "ilusión del ser" ya no cuenta para nada.
Volvemos a ser lo que hemos sido siempre, “neutrinos que viajan libres en eternas vacaciones”


La vida es cambio
La muerte nos acompaña permanentemente, es un hecho insoslayable. Para vivir estamos sometidos a un proceso de intercambio de materia con el contexto, obligados a morir y nacer permanentemente, siempre estamos en estado de cambio. Mentalmente también hacemos lo mismo, nos encontramos entre las turbulencias de los sentidos y la razón, nunca somos igual que ayer ni hacemos las misma valoraciones. Podemos afirmar con convicción experimentada que también estamos muriendo cada día. Todo se deviene en materia, ahí culminamos una obra fundamental en el proceso leve de la vida, pero podemos dejar una señal colectiva conforme a nuestras convicciones.

Mortales e inmortales
Quedamos prendidos en aquello que hacemos, confundidos en el contexto que vivimos y, al final, nos vemos como materia animada en un proceso de reciclado permanente. Como latido del ser quedamos apagados, como materia que ha estado siempre activa permanecemos eternamente encendidos…
¡Es fantástico! Si hacemos una proyección visionaria, alucinada, “revelada”, estéticamente podemos ver ese espacio, sentirlo y pensarlo como el edén soñado. Es el alba eterna que se expresa en el concepto de la obra. En ella quedamos disueltos tras una mancha oscura y a la vez deslumbrados entre partículas! 
Ella nos ha ofrecido unos instantes para pensarnos, para vernos, reproducirnos y sentirnos, ¡pienso que podemos estar satisfechos!

Su rostro
La funesta presencia del silencio mortal, la quietud añil ceniza del rostro, la falta de respuesta, la oscuridad luminosa que destilan los ojos, es la imagen de un estado nuevo, irreversible y a la vez transitorio. De hecho no ha pasado nada que no estuviera pasando ya. Es una imagen potente, sobrecogedora, pero pienso que no ha de espantarnos, esta es una verdad redentora.
No obstante lo que acabo de anotar, no me canso de susurrar, ¡hay que luchar para estar vivo, hay que cantar hasta quedar dormidos!
Pienso que no hay más cielo que este cielo que me envuelve y bajo el quiero aguantar lo más posible.

Columbarios para memorias sencillas.

Columbario Alba. Granito y cobre. Modulo para 500 urnas en tubos de cobre. 45x500 mm. Módulos de 1 a 100 unidades. 310 X115 X 80 cm.

"Columbario para los ausentes". Obra pensada para recoger simbólicamente a los ejecutados en la guerra civil española: almas ausentes que todavía descansan por toda la península. Probablemente ahora lo más grave de este proyecto es la crueldad de violentar su lugar, remover sus huesos y confundir sus almas. Habría que preguntarles a ellos que es lo que en realidad desean ya que su mundo, todo lo que ellos querían y anhelaban también está muerto… Ahora de lo que se trata es de dar visibilidad a los ejecutados y proporcionar un lugar para enlazar a las familias con su pasado.

El proyecto es para guardar la memoria personal y a la vez proyectar la dimensión comunitaria, sociológica e histórica de lo acontecido. Los restos de las personas que están en tumbas comunes o fosas desconocidas, pueden tener su lugar de encuentro en una obra colectiva ya que su muerte también fue consecuencia de una acción colectiva. Pienso que es un paso importante para amparar la dignidad humana, solucionar sin quimeras los huecos de la historia, visionar el lugar eterno de los seres queridos y enmendar el tema de la “memoria histórica”.

El columbario puede contener los restos humanos si se han encontrado y se pueden documentar, o bien una muestra de tierra de allí donde se cree que murió. En cada placa se ha de incorporar su nombre, fecha de nacimiento y muerte y si se quiere un pequeño epitafio o símbolos de sus creencias...


Tratamiento de la muerte A la muerte hay que darle un lugar con la dignidad que se merece, No es honroso ser ostentosos en la vida y escamotear, ocultar la muerte tras los riscos de la montaña o entre las olas del mar. No debemos hablar por la boca del difunto y argumentar que es el lugar que deseaba; un palco para contemplar la eternidad como si se tratase de una obra de teatro interminable. No podemos contaminar los campos, las montañas y el mar, sembrando simbólicamente el suelo de cadáveres. Hay que tener presente que tras la muerte no hay paisajes; no se necesita ni un lecho mullido, ni ángeles de compañía, ni tesoros para el más allá, ni una mansión ostentosa. Sólo se necesita un lugar para guardar la memoria para los vivos, un lugar acorde con su dignidad humana y eso se puede hacer de manera colectiva, significando la particularidad y acotando el ser con una sola palabra.
Tirar las cenizas al viento o al mar no es un acto ecológico, es un acto irresponsable. La cenizas, se coloquen allí donde se quieran colocar, siempre irán al río inmenso de la materia. No hace falta nada, todo lleva el mismo camino. Es cuestión de tiempo para que todos nos encontremos allí, en las simas marinas.


Pienso que es un deber asumir las responsabilidades para con los que se han ido, ellos son los transmisores de lo que somos hoy igual que nosotros seremos para con nuestros hijos.

Columbario Alba
El proyecto Alba está formado por unidades modulares que configuran un columbario colectivo de múltiples combinaciones. Está pensado para la organización y conservación digna de los restos incinerados de los difuntos. Como es un contenedor simbólico también se pueden guardar objetos o materiales que les representan. Es una alternativa económica y racional que nace para dar solución efectiva a la emergencia que siempre presenta el tema de la muerte. Es un recurso que cubre las necesidades póstumas de la sociedad civil y proporciona una reflexión estética. También una manera de aligerar los saturados y comprimidos cementerios ya que los columbarios se pueden instalar en cualquier parte de la ciudad, pueden ser una obra en un parque público si éste reúne las condiciones.
Los módulos están pensados para formar las casas del alma… Debido a sus características, las unidades Alba pueden organizarse como obra y presentarse en cualquier lugar que ayude a la reflexión estética.
Antecedentes
Como escultor ya he realizado obras originales con este diseño; así resolví el columbario familiar, algunas de las obras de La Comella de la serie ocultaciones y más concretamente las quince tumbas de Fénix.

Necesidad de regular el diseño

De la complejidad de la obra en su conjunto, la efectividad del procedimiento, la limpieza del diseño y la funcionalidad, emerge la necesidad de patentar el diseño. Deseo crear los mecanismos para difundir Alba y asegurar su realización con las garantías de que sigue unos patrones personales y proporciona unidad conceptual a la obra. Quiero pensar que todas las intervenciones realizadas con el módulo Alba son en realidad una sola obra. Es por ello que deseo regular su ejecución ya que como autor no pueden haber interferencias en el proceso creativo ni variaciones que desvirtúen el concepto.

El título

El nombre nace del trabajo sobre Fénix o la ciudad del sol. Alba es renacer a nuevas realidades, cada día lo explica el sol con los colores de la aurora.
El invovoz afirma que tras la muerte no queda otra cosa que energía liberada y disponible para otros usos. Así asumimos el hecho trascendente y constatamos que la muerte es hoy conceptual y terrenal.
El título Alba se mantiene siempre y varia con el número de las unidades que configura cada conjunto. Por ejemplo Alba MC haría referencia a 1500 unidades del mismo modulo. Esta es una obra apropiada para solucionar las necesidades póstumas en una ciudad de 15, 20 millones de habitantes en 50 años.

El número

Los columbarios como unidades modulares son de formas similares pero se pueden disponer de múltiples maneras y combinaciones. Sobretodo se ajustan a las demandas de cada ciudad. Se pueden presentar un numero considerable de unidades, o no, dependiendo de las necesidades en cada caso.
En el concepto de la obra está la posibilidad de asumir todas las necesidades espaciales y estéticas que se planteen en cada caso específico. Una sola unidad, ochenta urnas, esta pensada para solucionar la demanda de mas de 50 años en un pueblo entre 500 y 1000 habitantes. De la misma manera, diez unidades para ciudades entre 50.000 y 100.000 habitantes. Las previsiones son aproximadas, se ha contando con la implantación del proceso de incineración al ritmo actual, no las demandas que puedan experimentar en el futuro. Pienso que el proyecto puede introducir variables sociales favorables a la idea.

La vida es cambio
La muerte nos acompaña permanentemente, es un hecho insoslayable. Para vivir estamos sometidos a un proceso de intercambio de materia con el contexto, obligados a morir y nacer permanentemente, siempre estamos en estado de cambio. Mentalmente también hacemos lo mismo, nos encontramos entre las turbulencias de los sentidos y la razón, nunca somos igual que ayer ni hacemos las misma valoraciones. Podemos afirmar con convicción experimentada que también estamos muriendo cada día.
Mortales e inmortales Quedamos prendidos en aquello que hacemos, confundidos en el contexto que vivimos y, al final, nos vemos como materia animada en un proceso de reciclado permanente. Como latido del ser quedamos apagados, como materia que ha estado siempre activa permanecemos eternamente encendidos…
¡Es fantástico! Si hacemos una proyección visionaria, alucinada, “revelada”, estéticamente podemos ver ese espacio, sentirlo y pensarlo como el edén soñado. Es el alba eterna que se expresa en el concepto de la obra. En ella quedamos disueltos tras una mancha oscura y a la vez deslumbrados entre partículas! Todo se ha devenido en materia, ahí culminamos una obra fundamental en el proceso leve de la vida.
Ella nos ha ofrecido unos instantes para pensarnos, para vernos, reproducirnos y sentirnos, ¡pienso que podemos estar satisfechos!
Su rostro
La funesta presencia del silencio mortal, la quietud añil ceniza del rostro, la falta de respuesta, la oscuridad luminosa que destilan los ojos, es la imagen de un estado nuevo, irreversible y a la vez transitorio. De hecho no ha pasado nada que no estuviera pasando ya. Es una imagen potente, sobrecogedora, pero pienso que no ha de espantarnos, esta es una verdad redentora.
No obstante lo que acabo de anotar, no me canso de susurrar, ¡hay que luchar para estar vivo, hay que cantar hasta quedar dormidos!
Pienso que no hay más cielo que este cielo que me envuelve y bajo el quiero aguantar lo más posible.

jueves, 16 de junio de 2011

Columbario V

Alba V. 400 urnas de cobre y granito. Módulos de 80 unidades. 310 X115 X 80 cm.


Qué es la vida en el ser

En la sociedad actual algunos estamos convencidos de que no puede haber otro paradigma que la mirada material de la vida. La muerte es la última performance que ejecutamos. Para este fin trabajo y pienso en el proyecto Alba como un obra actual,  una reflexión del momento que responde al pensamiento y al sentimiento de esta época. Un ritual civil, un discurso colectivo acoplado a la visión actual del mundo...

La ciencia también nos ilumina las sombras del hogar póstumo, no tenemos excusa para pensar en otro cielo que en este que estamos viendo.
El nacimiento y la muerte son las acciones más importantes que hacemos los seres humanos, realidades que reúnen todo el corpus transcendente de lo que somos. Nos sentimos como materia animada, vida que se piensa así misma, que se comporta y actúa movida por una estética transcendente.

Concepto final
En su consecución física, la muerte no es otra cosa que falta de aliento, el colapso del sistema y alguna cosa más. En su realidad filosófica siempre ha sido un tema contradictorio y 
tiene la tendencia de dejar abierta la puerta del otro mundo. Yo no encuentro otra explicación que esta; el final de la vida es la ausencia del ser. En cuanto a la mirada estética, la muerte es la más 
conmovedora de las expresiones. Nada hay más sobrecogedor que los pequeños secretos, el saber acumulado que se llevan los muertos. La obra capital de la vida son los secretos ocultos que quedan en la caja de la mente.

Más allá de esta circunstancia no hay que espantarse, la serenidad que desprenden los muertos es admirable. Las miradas tortuosas que nos presenta la novela negra, el cine y algunas creaciones son 
burdas ilusiones de creadores alucinados. (Algunos los admiro por su ingenio y la manera de asombrarme me deja perplejo ante el tema.)

El alma
Las almas eternamente sufriendo son concepciones contrahechas de la vida. No tenemos ninguna constancia de esos paraísos ni de los eternos horrores prometidos. Después del último
aliento no queda nada en nosotros, nada excepto que somos muerte que encadena otras formas de vida. Somos materia, átomos una y otra vez reciclados, nutrientes minerales, ¡tierra 
animada que respira por siempre tierra! Así hasta devenirse en ceniza estéril, una roca fría junto a los restos del sol. 

Los columbarios Alba son materia conformada en idea transcendente y recogen la inminente presencia de la muerte. Su realidad esclarece la ejecución de la idea Las obras son solemnes en la acción, y asépticas y luminosas en el proceso. Se ajustan al pensamiento moderno, son económicas y democráticamente nos iguala a todos los humanos ante la muerte.
Por fin nos vemos como lo que realmente somos, partículas de tierra, dignos hijos del sol. En el tramo de la muerte podemos ser iguales ya que iguale somos físicamente y los abalorios, las bondades y las quimeras han quedado atrás, son motivos pendientes del resto de los humanos..

Por ello pienso que la incineración es un buen sistema para concluir un proceso inevitable, quizá es una opción directa y drástica, pero la veo conceptualmente honrosa. Es limpia como las luces del alba, esperanzadora en los eternos amaneceres, luminosa con los periplos del sol que es en definitiva el hacedor de la vida en la tierra.
El proyecto Alba nos brinda la posibilidad de hacer una obra colectiva, expresión ética y estética de una época.

La muerte como reflexión estética
La presencia de la muerte dormita en la frontera que bordea el ser y la nada, donde se da la disolución total de la forma personal y material, donde desaparece la memoria que nos ha habitado. Es la caja del olvido que se cierra definitivamente y en su sombra quedamos atendidos como un montón de tierra dispuesta con semillas nuevas.
La pérdida de registros, de recuerdos, del estado vital y numinoso del alma, no es perder nada ya que en realidad regresamos a nuestro eterno hogar. Para conformarnos con un señuelo, podemos pensar que ganamos el reposo eterno de las piedras, la solemne palabra de la montaña, el rizo gracioso del río y la fuerza poderosa de la ventisca.
En esa caja fronteriza se pierden los rastros de la identidad y la materia queda otra vez disponible, dispuesta a empezar… (¿?)
Todos y todo va al espacio vacío de la materia; esta es la marmita de las creaciones. El pensamiento se ha borrado, se oculta tras una mancha oscura, sólo queda lo pensado en las cosas que se han hecho y permanecen de manera tangible. La muerte es ausencia de luz, advenimiento material que nos lleva de regreso a la tierra, a la noche oscura de la mente, pero también a la eternidad luminosa de la energía; - ¡somos hijos del sol! - dice el Invovoz en Fénix o la ciudad del sol.
La oscuridad no es un valor negativo; los ojos se han apagado, eso es todo, el cerebro se ha colapsado y la ilusión del ser ya no cuenta para nada.
Volvemos a ser lo que hemos sido siempre, “neutrinos que viajan libres en eternas vacaciones”

miércoles, 15 de junio de 2011

Prologo



Alba X , Granito y bronce. Modulo para 1600 urnas en tubos de cobre. 45x500 mm. Módulos de 1 a 80 unidades. 310 X115 X 80 cm. De la serie columbarios.


Prologo


El proyecto Alba tiene dos variantes: una solución práctica a las necesidades póstumas de la sociedad moderna y una reflexión sobre la estética y la muerte.  El proyecto Alba se ha creado para aportar soluciones nuevas y actualizadas, para dignificar la presencia y conservación de la memoria de las personas y proporcionar una posible solución espacial, teórica y estética que hoy padecen los
cementerios.


Qué es la muerte


En la vida somos materia animada por un instante, en el cual podemos respirar, sentir, pensar, recordar, amar y muchas cosas más. Tras la muerte todo el ser se paraliza, desaparece, es el fin de la ilusión, ¡ya no se puede respirar ni aullar, ni maquinar nada! No obstante tenemos motivos para pensar que todo continua; ¡la muerte no cambia nada substancial! El proceso continúa en otros seres de manera imparable, la vida perdura en un reciclado total de los componentes materiales del
cuerpo. Cuando la vida termina se encadena en las fases materiales; en el caso extraordinario se deviene en energía, la cual se configura a su vez en el pilar de los procesos vivos.


¡Es asombroso, nada se pierde, todo cambia!


El dolor y la muerte


La presencia de la muerte es inevitable, en setenta u ochenta años todos los seres de la tierra han de morir. Esa circunstancia nos llena de temor ya que en muchos casos va acompañada de dolor, de sufrimiento y pérdida. Es una realidad que no se puede esquivar, no podemos eludir un echo que nos viene dado por la pura circunstancia de estar vivos. El dolor destroza la vida, nos llena de temor y nos aproxima a la muerte. Esta se hace terrible porque es desconocida, no hablamos sobre ella, no se hace pedagogía para valorar la vida ni para aceptar lo irremediable de la muerte. No hacemos nada para prepararnos a un hecho que nos transciende y nos presenta asombrados ante nuestra diminuta pequeñez. En las catástrofes es una realidad dolorosa y sobrecogedora, un rayo devastador que nos deja sentados en lo irremediable, el dolor es tan grande que la mente se evade y se refugia en el delirio. Este estado también se da en los conflictos personales, experimentamos una realidad trágica que en ocasiones nos arranca la vida y nos llena de temor y terror.


La muerte se destila en nosotros como un estado de melancolía permanente y la manera que tenemos para consolar el duelo es el ritual y la creación estética, el canto heroico que nos
permite luchar contra la incertidumbre y el desamparo...

Columbarios Alba

Alba VI. 300 x120 x1000 cm. Granito y bronce. Tarragona. Obra para contener 480 urnas cinerarias. Patentada dentro de los Columbarios Alba.

Cantar para estar vivo

El tema ha sido y es un recurso primordial en la creación artística, ¡hay que cantar para estar vivo!. Lo hemos representado en la pintura, escultura, el teatro, la poesía, el canto, etc. Ahora,

en la televisión, el cine y la prensa escrita tiene una presencia insoslayable, en ocasiones familiar e intranscendente. En la mayoría de los casos es una cita sin gravedad, en otros es un

esperpento infantil y en muchas más una imagen gratuita.

Desde una perspectiva artística pienso que es un motivo interesante recrear el hecho de estar vivo. La transcendente realidad de haber estado aquí, entre vosotros, es una aventura amable,

un regalo de los sentidos. Sabemos que marchar a un lugar incomprensible para la mente es doloroso; la extinción de si misma no es admisible ni aceptable! Personalmente es un tema

que lo tengo meditado, llevo años trabajando en la cara oculta de la realidad, ya soy ciudadano permanente del vacío.


“Mi testimonio afectivo dormita en la nada, estoy bastante concienciado para aceptar la muerte, no para admitir el dolor”.


Trágico y absurdo

En ocasiones sentimos que la vida no tiene sentido, que estamos atrapados en situaciones incontrolables. Secuestrados por un contexto que nos confisca la libertad, nos vemos abocados a hacer cosas que no deseamos. A su vez, ansiamos cosas a sabiendas de que nos perjudican. Las contradicciones nos sitúan entre paradojas increíbles y absurdas. La muerte nos ayuda a escapar de todas estas quimeras, en ocasiones es una tempestad providencial. Es la parte buena de todo el proceso de la vida; la muerte tiene la capacidad para disolver todos los problemas en un instante.

Tradicionalmente este hecho nos sorprende y nos presenta las puertas del paraíso como el advenimiento de una etapa indescriptible, en ocasiones oscura e hipotecada por la herencia de lo que hemos hecho en vida. En la época actual nada de esto empieza atener sentido, hemos perdido la inocencia, el Hades nos parece un relato para niños y empezamos a tratar la muerte como la fase final del ser. Es por ello que Alba puede hablar del tema desde una perspectiva, filosófica, ética, económica, social y estética. La parte religiosa queda implicada en la fe de cada persona y en la estela individual pueden aparecer sus creencias y símbolos, sean religiosos, políticos, o deportivos...


¡Hay que luchar para estar vivo,

hay que cantar hasta quedar dormidos!


Ritual civil

Para algunas personas ya se han perdido parte de los rituales antiguos y la sociedad civil ha de crear sistemas para despedir con dignidad a los seres queridos. Maneras creativas, perdurables y posibles para guardar la memoria de los difuntos. Alba es una obra de conjunto, de dimensión colectiva, que contiene un sentido profundo y solemne del ser. Alba quiere ser funcional, cargada de significado y con gran economía de espacio. Alba es eso y también una ventana en la roca para respirar simbólicamente el aire de la eternidad. Es una obra sin aditamentos y dispuesta para formar parte del patrimonio colectivo; la realidad del “camposanto” se hace inevitable. Cada individuo es representado en su particularidad pero ubicado en una obra compartida, de esta manera puede ser partícipe de un espectáculo colectivo y

heroico en la época de la soledad.


Esperas paciente agujero matriz.

Urna que acopias la experiencia,

las sales que estuvieron vivas.

Eres espacio metafórico que conmueve.

Lugar donde el pensamiento se comprime.